Aquí la fibra de algodón no sirve; sirven las pieles humanas, desprovistas de aliento y templanza.

domingo, 11 de julio de 2010

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Además de que podría mezclar la arena granizada con agua, y crearía una masa consistente, donde tuviera la oportunidad de tomarla y acurrucarla, trataría de abrirte la boca. Metería mi mano hasta tocar tus intestinos, tu páncreas, tu estómago, lo revolvería todo, todo, hasta encontrar lo que te molesta, lo que temes, lo que te incomoda. Lo agarraría con mis dedos, lo estrujaría con fuerza, con ganas, con éxtasis, e iría subiendo de apoco, abriendo un camino mas limpio, mas blanco, mas tuyo.
Ya estando fuera de tí, lo arrojaría todo al mar, o a un lago, o a un río, o a la calle, o donde quieras, pero ya estaría lejos

                      lejos
                                               bien lejos.

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